Nuevo láser para tratar las miodesopsias
Un interesante artículo sobre una nueva cirugía laser para tratar las miodesopsias o floaters, también llamadas comúnmente moscas volantes. Lo que yo destaco del artículo:
Un nuevo láser permite acabar con las miodesopsias, pulverizándolas, en apenas media hora.
Con cada disparo del láser, se destroza una miodesopsia y se va eliminando poco a poco el tejido muerto que dificulta la visión.
Las sesiones duran habitualmente entre cinco minutos y media hora y el precio de es de 750 euros. A veces pueden ser necesarias dos sesiones.
Las miodesopsias son simplemente restos de tejido y proteínas que flotan por el humor vítreo
Las molestias dependen de la cantidad de miodesopsias que se tengan y de su densidad.
Miopes y gente de mediana edad, en torno a los 50 años, suelen ser quienes más notan la presencia de la miodesopsia.
Los tratamientos tradiconales para curar las miodesopsias, en ciertos casos, acababan generando a los pacientes un problema añadido de cataratas
Os dejo dos links a otros artículos con más información sobre las miodesopsias, por si necesitáis mas información sobre ellas: Moscas volantes y centelleos ¿Qué son? y Miodesopsia: las moscas flotantes que vemos con nuestros ojos
Generalmente, no desaparecen. Lo que ocurre es que los pacientes acaban acosumbrándose a su presencia.
Buena lectura.
Por cierto, tras el pertinente comentario de un lector me permito completar el post con algo mas de información sobre esta tecnica y sobre todo un video explicativo. Espero que os sea de ayuda.
La vitreolisis es el tratamiento con láser YAG para miodesopsias que permite disolver estas opacidades del interior del ojo.
Temas tratados en este artículo: [Ocultar]
1 Un nuevo láser pulveriza las miodesopsias o ‘moscas’ que flotan en los ojos
2 Miopes y mayores de 50
3 Un simple examen del fondo del ojo permite descubrir el alcance del problema
4 750 euros la primera sesión
Un nuevo láser pulveriza las miodesopsias o ‘moscas’ que flotan en los ojos
Son algo casi mágico, porque podría decirse que no existen, no se pueden tocar, pero casi todo el mundo las ve. Miles de personas reconocerán, cuando lean esto, que en más de una ocasión se han quedado ensimismadas observando el paso de esa especie de gusanillos o restos de telaraña que parecen recorrer sus ojos y que, como vienen, se van. Nadie más que ellos puede verlas, porque sólo existen en su ojos. Unas veces son más grandes y frecuentes; y otras pasan completamente desapercibidas. Pero ahí están. Los oftalmólogos las llaman miodesopsias, floaters o ‘moscas volantes’ y aunque para la mayoría de las personas que las tienen no dejan de ser más que una simple curiosidad, hay quienes se agobian tanto con ellas, flotando atrás y adelante por el globo ocular, que no las soportan. Un nuevo láser permite acabar con las miodesopsias, pulverizándolas, en apenas media hora.
«Las moscas volantes son como los acúfenos de los oídos», compara el catedrático de Oftalmología de la Universidad del País Vasco Juan Antonio Durán de la Colina, director científico del ICQO. Según explica, hay personas que escuchan permanentemente un pitido, similar al que produce un canal de televisión sin emisión, y no les pasa nada. Logran vivir con él e incluso la mayor parte del tiempo anularlo simplemente con no prestarle atención. Para otras, en cambio, ese sonido permanentemente presente en su cerebro acaba desquiciándoles. Con la miodesopsia, que es el nombre técnico de este fenómeno de la visión, ocurre lo mismo.
Todas esas manchas, puntitos y filamentos que se pasean ante nuestros ojos –o mejor dicho, dentro de ellos– son simplemente restos de tejido y proteínas que flotan por el humor vitrio, un líquido gelatinoso y transparente que rellena el globo ocular. Lo que vemos, en realidad, son sus sombras. Parecen estar frente al ojo, pero no, nadan en su interior. «Las molestias dependen de la cantidad de miodesopsias que se tengan y de su densidad. Hay personas que tienen muchas y difusas, que les molestan menos; y otras en cambio tienen pocas, pero muy densas, y entonces les resultan más problemáticas», explica el especialista.
Miopes y mayores de 50
Miopes y gente de mediana edad, en torno a los 50 años, suelen ser quienes más notan la presencia de la miodesopsia, pero no es algo exclusivo de ellos. Los objetos flotantes se perciben mejor cuanto más brillante y uniforme es la superficie que se mira. «En un día claro, si cuatro amigos miran al cielo abierto, con ese fondo azul es muy posible que los cuatro vean moscas volantes, en mayor o menor medida», asegura Juan Durán de la Colina.
Generalmente, no desaparecen. Lo que ocurre es que los pacientes acaban acosumbrándose a su presencia y dejan de preocuparse. Para las situaciones más graves, la oftalmología ha venido ofreciendo la posibilidad de tratar este trastorno con una cirugía «bastante agresiva», que con mucha frecuencia acababa generando a los pacientes un problema añadido de cataratas.
La mayoría de los casos se tratan ya con un láser de nueva generación, de enorme precisión, que pulveriza, uno a uno, los restos orgánicos que forman las moscas volantes. El oftalmólogo actúa con ellos como si estuviera matando marcianitos en un videojuego. Con cada disparo, destroza una formación y, en un trabajo casi artesanal, va eliminando poco a poco el tejido muerto que dificulta la visión.
Un simple examen del fondo del ojo permite descubrir el alcance del problema
Una prueba tan sencilla como un fondo de ojo permite al oftalmólogo calibrar las complicaciones de un paciente con sus moscas volantes, también llamadas arañas o nubes, en función del tamaño. La lámpara de hendidura o oftalmoscopio, un instrumento que hay en las consultas de todo oculista, sirve al especialista para verificar la existencia del problema ya que se puede explorar el cuerpo vítreo y observar si pudiese haberse producido un desprendimiento de vítreo posterior. «Dilatas la pupila y con un fondo de ojo rutinario las ves».
Aún así, ésta es una de esas complicaciones en las que –otra vez como los acúfenos– la psicología del paciente desempeña un papel determinante en su valoración. Hay personas que, según explica Juan Antonio Durán de la Colina, afirman sentirse agobiadísimas por la presencia de estas manchas que les obsesionan y sin embargo apenas tienen restos orgánicos pululando por sus ojos; y otras, en cambio, no les dan ninguna importancia y no llegan a percatarse de que las moscas volantes les dificultan enormemente la visión. «Nuestra obligación como especialistas es informarles de la situación y de las complicaciones que pudiera tener en adelante. La decisión final depende de cada paciente», concluye el experto.
750 euros la primera sesión
Las sesiones duran habitualmente entre cinco minutos y media hora, pero pueden prolongarse algo más. Como máximo, el especialista llega a efectuar hasta 500 disparos de este láser, llamado láser Yag; una intervención demasiado prolongada podría provocar un aumento de la presión intraocular. «Lo normal es que después de ese tiempo, tanto el paciente como el médico estén ya agotados. Lo recomendable, si fuera necesario, sería realizar una segunda sesión para acabar de eliminar las impurezas restantes», detalla el especialista, miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.
El precio de una sesión con esta técnica, que no está cubierta por la Sanidad pública ni por ninguna aseguradora privada, es de unos 750 euros. Si fuera necesaria una segunda intervención, el precio de esta nueva cirugía asciende a 250. «Si las moscas volantes son sólo una anécdota, no merece la pena operarse. La cirugía –detalla el experto– está pensada para los casos más severos, para los pacientes en que la visión de todos esos restos orgánicos comienza a convertise en una obsesión».